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CUSCO COMO REGIÓN Y TERRITORIO.

Un necesario debate de cara a las elecciones regionales y municipales.

“En esta tensión entre los cambios en la economía y la política… los cusqueños han ido elaborando: entre un discurso que pretende hablar de un amplio “nosotros” y una realidad profundamente segmentada…” [1]

Nelson Manrique

Publicado: 2014-06-12

La proximidad de las elecciones regionales y locales nos obligan a reflexionar acerca de lo que ha sido un anhelo en un país cuya impronta colonial determinó una conformación territorial centralista reflejada en una historia marcada por el autoritarismo y la persistencia de grandes brechas sociales, económicas y culturales: se trata del anhelo de descentralizar y constituir regiones que permitan un ejercicio más efectivo de la democracia y un desarrollo más equitativo de nuestros territorios. Y en ese anhelo también se han encontrados los sueños de los cusqueños. 

Sin embargo, desde el inicio del nuevo intento descentralizador en el 2002 tras la caída del fujimorismo, las gestiones de las autoridades regionales no han tenido un saldo necesariamente positivo. Esto puede evidenciarse en el destino que han corrido los últimos presidentes regionales: uno encarcelado y otro destituido. Pero además, las gestiones no parecen haber asumido una perspectiva regional en su accionar al concentrarse en proyectos de alcance local en competencia con las municipalidades. También es bastante cuestionable que se haya avanzado hacia un proceso de cohesión territorial que permita una articulación intra-departamental del territorio y la construcción de una identidad compartida; o que haya una visión aún más amplia que trascienda los límites político administrativos departamentales, necesaria para alcanzar un mayor equilibrio territorial y contrapesar el centralismo.

En un sugerente artículo Paolo Sosa afirma rotundamente que no existe una élite política que esté pensando al Cusco como región [2]. La frustración y el desencanto que hay en un Cusco que viene demandando cambios hace bastante tiempo es evidente como lo es el que estas demandas sean segmentadas, fragmentadas, lo que impide puedan expresarse en un proyecto colectivo regional. De esta manera, demandas dispersas aparecen en una lista interminable que recogen los paros y movilizaciones pero no terminan de verse como regionales, estando fundamentalmente centradas en los intereses locales, o en los de la ciudad del Cusco.

La ausencia de estas élites políticas o de proyectos colectivos regionales se puede explicar por varias razones. La ciudad del Cusco, principal bolsón electoral, ha sido siempre el espacio desde donde se han forjado proyectos y discursos políticos o intelectuales regionales. Sin embargo, estos esfuerzos siempre estuvieron atravesados por dificultades difíciles de superar en una sociedad de abismales diferencias económicas, sociales y culturales, entre el anhelo por el cosmopolitismo y la modernización y el temor de las elites tradicionales frente al cambio. Los diferentes procesos modernizadores dependientes y subordinados, en vez de cerrar brechas sociales y territoriales las acrecentaron, en un contexto de profundos cambios en los que no se procesa la renovación de la élite y los actores sociales están caracterizados por la fragmentación, el inmediatismo y precariedad de sus intereses e identidades. La crisis por la que atraviesa la Universidad San Antonio Abad del Cusco, lugar que ha sido determinante en otras épocas para construir una visión del Cusco, también puede explicar esta situación pero también evidenciar un síntoma del problema.

A las oleadas migratorias que no cesan debido al rol central que ha tomado por una parte el turismo cuyo epicentro es la ciudad del Cusco, y la emergencia de sectores que se han beneficiado de los servicios y otras actividades, se suman los efectos de las actividades extractivas sobre los territorios periféricos que han generado muchos recursos para los municipios y la región, y también corrupción, presiones ambientales y económicas para la población, en medio de importantes carencias institucionales. El Cusco como el resto del país está sometido política y económicamente a una adaptación pasiva a las lógicas del mercado y de un modelo de desarrollo extractivista y primario exportador, sin planificación, desbordado por el clientelismo estatal y la multiplicación de las actividades económicas privadas que pueden transitar por la formalidad, la informalidad y también la ilegalidad.

Otros poderes, con otros recursos aparecen en las provincias y distritos del departamento y la propia ciudad parece ser cercada y separada por un muro invisible para proteger un centro histórico cada vez más de lujo, ajeno y de vitrina en contraste con una ciudad que crece anárquicamente caracterizada por una modernización caótica y densa por una parte, y que no ofrece servicios suficientes a los ciudadanos que pueblan cada vez más sus cerros.

Las características que empieza a tomar el escenario electoral regional al parecer refleja esta situación. La mayoría de postulantes a la presidencia regional son alcaldes provinciales, lo que por una parte puede evidenciar la ausencia de liderazgos regionales tras la caída de Acurio, como también la emergencia de otros sectores (económicos, políticos) que a través de liderazgos provinciales apuntan a disputar el escenario regional. Esto último no significa necesariamente que haya una perspectiva regional. Las maquinarias electorales son fundamentalmente alianzas con alcaldes que van a la reelección o que ya lo han sido, y que son duchos en la tecnología política electoral. No se observa que existan proyectos políticos regionales ya que la mayoría parece apoyarse en una identidad regionalista bastante vaga y en levantar algunos proyectos emblemáticos, fundamentalmente relacionados con los intereses de la capital cusqueña o de algunos centros urbanos, los que se han vuelto indiscutibles. Lo demás son ofrecimientos particulares de acuerdo a las circunstancias, lugares y también a los intereses económicos particulares que pueden ser el respaldo de las candidaturas.

Los desafíos que plantea el modelo de acumulación hegemónico en el país centrado en la apropiación de los recursos naturales, plantea también otras dinámicas territoriales, incluso más amplias que las consideradas en el departamento o la macro-región, que es preciso tomar en cuenta para delinear un proyecto regional. El diseño del actual proceso descentralizador y las disputas en torno a la apropiación de la renta de las industrias extractivas y el control de los territorios también son un factor a tomar en cuenta porque el esquema del canon gasífero y minero, y el carácter presidencialista del gobierno regional, han jugado en contra de una lógica más regional al haber exacerbado los localismos y promovido un autoritarismo clientelar y corrupto centrado en alcanzar objetivos inmediatos, es decir electorales.

Como se puede ver son varios y grandes los desafíos que se imponen y que debieran ser parte del debate electoral regional. Se ha dicho muchas veces que las demandas descentralistas y regionales pueden ser un buen catalizador para esta sociedad cambiante, para la construcción de un proyecto colectivo y la conformación de un actor que pueda llevar adelante este proyecto. Para ello, sin embargo, no basta la nostalgia, ni una idea de autonomía que más pareciera una apuesta lírica a la autarquía que no considera la articulación periférica a un mundo cada vez más integrado. La apuesta por construir una región implica avanzar en la articulación del territorio sobre la base de la promoción de la equidad social y territorial, así como de una gobernanza en las que todos los actores regionales empiezan a articular sus intereses y a tomar decisiones sobre la base de sus diferencias, pero también de la construcción de visiones compartidas. ¿Será posible poner esto en discusión en estas elecciones?

[1]Presentación al libro Los sueños de la Sierra. Cusco en el Siglo XX de José Luis Rénique.

[2] Ver su artículo aquí: http://www.noticiasser.pe/09/04/2014/opinion/cusco-region-sin-elite-politica .

Publicado en el Boletín de la Plataforma de Recursos Naturales y Desarrollo Sostenible RENADES Cusco


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