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La crítica de un trovador/ Por Román Paredes de "La Higuerilla"

Entrevista a Jorge Millones sobre su nuevo disco "Crítica de la Miseria Pura"

Publicado: 2014-04-24

*Importante a la hora de leer: todo lo que está en marcado con negrita son palabras que le pertenecen al artista.

Jorge Millones, trovador, filósofo y con alma de poeta (porque todo trovador tiene esa influencia inevitable de la poesía), va a presentar su nuevo disco Crítica a la miseria pura. Mientras observo la preciosa carátula de su nuevo trabajo que amablemente me ha obsequiado (dibujada por el artista plástico Jorge Miyagui), recuerdo el ensayo que presencié hace unas horas con motivo de la presentación del disco que hará el 02 de Mayo junto a Ernesto Salazar y Rodrigo Castillo, guitarrista y percusionista respectivamente, y no dejo de preguntarme cómo así es que se le ocurrió ponerle a su disco un título tan kantiano, provocativo y, quizás para algunos, escandaloso por la palabra ‘miseria’ (ya saben, esa palabra que es un tabú en un país como el nuestro que cada día está creciendo más). Ahora, mientras escribo esto, pienso que realmente tuve la fortuna de estar invitado a presenciar el ensayo porque me hizo ver las cosas de una manera distinta: desde adentro y con una lata de cerveza en la mano mientras Ernesto, Rodrigo y Jorge ensayaban, aunque quizás lo más justo sea decir que se divertían porque reían y se molestaban unos a otros como si todos hubieran regresado a una infancia lejana y hubieran crecido en el mismo barrio y se conocieran, y se entendieran musicalmente hablando, de toda la vida. Entonces me puse a pensar que esta no era la primera entrevista que le hacía y que lo conocí justamente pactando una hace ya varios años. Con el tiempo se convirtió en un buen amigo por lo que les soy sincero, todo lo que aquí vaya a escribir no será nada imparcial, pero importará muy poco: cualquiera que tenga un oído cerca de su guitarra podrá presenciar el talento de Jorge y lo que yo escriba, malo o bueno, no cambiará ese hecho. Al terminar esa noche, luego de acabarme varias latas y despedirme de cada uno, acuerdo con Jorge para reunirnos al día siguiente y comenzar esa entrevista que ha dado pie a todo esto. Me despido una vez más y sé que esa noche voy a dormir repasando las melodías del disco en mi cabeza y trato de pensar en qué le voy a preguntar hasta que mis ojos comienzan a pesar demasiado y sé que pronto voy a quedarme dormido. Decido no resistirme más y cierro los ojos. La última frase que recuerdo haber pensado es justamente una que está dentro de una de las canciones de su disco: Federico el bandolero. 

Al día siguiente, cuando llego a su casa sé exactamente qué quiero preguntarle y para que no se me vayan las ideas de la mente, decido pasar sin titubeos directo al asunto. Le pregunto, entonces, a qué se debe el título de su nuevo disco y Jorge me responde que son un conjunto de canciones que escribió hace muchos años cuando estudiaba filosofía en San Marcos. Él sigue hablando, yo lo escucho pero me abstraigo un momento mirando la habitación donde conversamos y que la noche anterior, debido a lo absorto que estaba en la música y en la lata de cerveza, no había podido apreciar: su estudio, donde graba, ensaya y compone cada una de sus canciones. Uno pensaría que la habitación de ensayo de un músico debe estar llena equipos de sonido, instrumentos musicales, todo tipo de discos de distintos géneros y una cantidad innumerable de libros que hablan sobre la música a través de todos los tiempos. Pero aquella habitación no es así. Hay guitarras, hay instrumentos, hay una computadora, dos pequeños parlantes y la foto de Jorge con sus hijos. Hay, también, una cantidad apreciable de muñecos sacados de las tiras de Condorito, de quien Jorge confiesa ser fan. Pero lo que hay, sobre todo, son libros y no necesariamente de música: hay libros de política, de economía, filosofía y literatura, siendo estos dos últimos géneros los que más abundan, lo cual me hace pensar que Jorge le da un valor importante justamente a lo que hace bastante referencia en este último disco y que, en buen dosis, hace en todas sus canciones: filosofía y literatura.

Vuelvo en mí y conecto las palabras que han estado entrando por mi oído pero que por unos segundos he dejado flotando en el aire como nubes y que ahora junto como eslabones de una misma cadena para poder afianzar la idea que me quiere hacer llegar Jorge. Me habla del pensamiento crítico, del juego en la perspectiva de la filosofía y el poder para expresarlo en canciones: toda esa crítica social que se viene haciendo desde las izquierdas, desde los nuevos movimientos sociales y sus agendas, desde los pueblos originarios a esto que conocemos como la civilización occidental, mundo moderno global que se ha configurado (y que para muchos está descontrolado), en fin, toda esa carga crítica, son recogidas en las canciones pero con otros lenguajes.

Me cuenta que de esa época de estudiante compuso muchas canciones que llevaban, más o menos, esa perspectiva. Por ejemplo, “El papel de la miseria en la transformación del hombre en bestia”, que parafraseaba un título de Federico Engels: El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre. Esa no entró en el disco, era demasiado larga. Las canciones del disco son largas pero esa larguísima, pero sí entró en la selección “Crítica de la miseria pura”, que fue la primera canción que hice de esta serie de canciones filosóficas y que escogí un poco como homenaje a ese momento. Entonces, entiendo que esa fue la razón, una especie de tributo a sus años de estudiante, a los libros que leyó en las aulas sanmarquinas, a sus profesores, a sus amigos, a la década violenta en la que le tocó crecer.

Creo que la filosofía y su contenido, pueden traducirse a otros lenguajes y ser entendidos perfectamente por otras personas. El arte, el ejemplo, da esas posibilidades. 

Sin embargo, aún me quedan varias dudas: ¿por qué este no es el primer disco que produce si incluye las primeras canciones que compone? Por ejemplo, con su productora Kskbel, este sería su segundo disco y todo lo anterior eran maquetas y grabaciones caseras que le hacían sus amigos.‘No la tenía clara’, me dice, hasta hace unos cuatro o cinco años que comienza a dedicarse a la música al cien por ciento y decide sistematizar sus canciones. En esa sistematización salieron cinco o seis proyectos que estoy tratando, con todas las limitaciones, de llevarlos a cabo. El primero fue Cascabel, que es un disco libro. Este que presento ahora (Crítica a la miseria pura) es un CD que recoge, esa sistematización y agrupa canciones que tienen que ver temáticamente. Este disco contiene canciones muy viejas y muy nuevas, la mayoría tienen bastantes años y las he decidido sacar ahora porque quería variar radicalmente la imagen musical que proyectó Cascabel. En este nuevo trabajo hay un aire más acústico, más trova, más clásico a diferencia del anterior. Cascabel, que era un proyecto que involucraba a un productor musical y a más músicos, y éste último es, por así decirlo, más mío. Y también para experimentar con las guitarras y las voces. Le comento que me parece interesante su proceso como músico pues mientras otros comienzan con algo propio, personal y arriesgado, para luego ir perdiéndose a sí mismos e irse dejando atrapar por la música vacía y comercial, él hace todo lo contrario como si, a pesar de los años, jamás cesara en esa afán de encontrarse a sí mismo y renovarse en sus propias raíces.

Otra de las cosas que me parecen interesantes de Jorge es la apuesta que hace por el género de la trova. Le pregunto, entonces, no sin cierta preocupación y tristeza: ¿si siendo el rock nacional una movida fuerte, seguido por mucha gente, tiene una acogida casi nula en las radios, qué será, pues, de la trova? Yo digo siempre en broma: si los rockeros son subtes, nosotros somos infras porque estamos aún más abajo. Sin embargo, a pesar de todo, pienso que algún sitio nos hemos ganado en estos años, más que nada por la persistencia. Poco a poco han ido abriéndose espacios y también han ido llegando reconocimientos por ciertos sectores, que si bien son pequeños, son importantes. Yo lo entiendo así, en la medida de que es pequeña aún la propuesta política y cultural que sostiene a las izquierdas renovadoras y a los movimientos indígenas. También es corto el alcance de mis canciones, pues yo decidí unirlas al destino de esos movimientos. Si yo estoy vinculado a ellos, es lógico que parte de mis canciones puedan correr la suerte de ser invisibilizadas si ellos están, de alguna forma, acorralados, proscriptos, señalados, perseguidos. Tomando en cuenta eso, no me sorprende mucho no llegar a más personas a través de los medios de comunicación, todo lo contrario, me asombraría bastante que alguna de estas canciones llegara a entrar a un medio grande, eso sería sospechoso.

Pero no es solo apostar por un género difícil y dejado de lado como la trova, es también hacerlo por unas letras críticas y de una posición política e ideológicas claras. ¿Cuántos años tiene Jorge en la lucha política y cómo se traduce todo eso? Muchas cosas que no podían decirse en clave política, porque ya eran demasiado densas, yo las convertí en canciones. Por ejemplo, todo este tema de la crítica a la modernidad, incluyendo a los movimientos progresistas, la crítica al desarrollo, la crítica a la civilización que le sirve de base al capitalismo (porque se puede ir ese sistema económico pero la cultura que le sirve de base, esa va a ser bien complicada de desarmar). El tema del eurocentrismo, el tema patriarcal, un montón de cosas que eran densas y discutíamos en un colectivo que se llamaba ‘Amauta’ y al que pertenecíamos, sobre todo, estudiantes que venían de las distintas especialidades y procedencias sociales, que no tenían manera de expresarse públicamente, todos esos elementos dejaron una impronta en mis canciones. Este año se cumplen quince años de un texto que publicamos llamado Quince motivos para apostar por el socialismo y que estoy empeñado en reeditar y en donde está, más o menos, parte de nuestra propuesta y de los debates que procesábamos. Nos preocupaba que se marchara la dictadura fujimontesinista, pero también nos preocupaba pensar en algo más allá del nuevo y brutal capitalismo y su cultura. Entonces, todo ese magma teórico, político, humano y vital de debate que había allí hizo por primera vez visible, para mí, el tema de la crítica a la política desde el ámbito del arte, lo que me pareció totalmente potente y radical al punto de considerar que la política más que una ciencia es un arte y yo cada vez me convenzo más de que los buenos políticos son los que actúan como artistas, esculpiendo su carrera política, más que como científicos o gente que puede predecir un tornado y nunca le chuntan.

Finalmente, me pongo a pensar que si yo escribiera un conjunto de relatos donde la mayoría estuviera plagada de referencias filosóficas, estaría muerto de pánico de que la gente no lo entendiese. Recuerdo mis épocas de estudiante universitario y veo a todos mis compañeros sufrir en las parciales de filosofía: odiaban el curso y lo hacían de corazón. Existían unos pocos como yo que la apreciábamos (a la filosofía), pero éramos unos cuántos, los extraños del recinto. Comparto un poco esa actitud, es probable que nadie lo entienda, pero también lo es que la gente lo entienda de otra manera y vea cosas que los filósofos no ven y eso es lo rico de las canciones. Una canción no tiene en sí misma una discursividad clara y distinta, sino que tiene muchísimas aristas y sus límites son bastante difusos, lo que deja un gran margen a la imaginación y a la aventura. En cambio, en el discurso racional de la filosofía ahí no, ahí las cosas tienen que ser bien claras y precisas, expresar una idea de una manera clara y distinta, incontrovertible, que no dé pie a malas interpretaciones y esa es su función, su modo de ser, con una escrupulosidad por las palabras y los conceptos. En el caso de las canciones no tienen por qué ser así. Subrayo esta palabra: juego; el componente lúdico del arte, de la música y, sobre todo, de la canción es liberador y muy potente. Algo así como una araña que tiene las patas puestas en varios sectores de la cultura: en la poesía, en la reflexión, en la sociología, en el folcklore, en la música, en las artes. Entonces, esta araña se mueve pisando y tejiendo de varias maneras apoyada en varios sectores. En esa diversidad, y aún en su densidad, yo pienso que tiene cierta belleza la canción para poder coquetearle a quien la escucha. Hace un tiempo yo solté por las redes sociales tres de estas canciones de este disco filosófico y los comentarios son muy buenos. La gente que está entrenada en la filosofía cuando escuche Cavilaciones Nietzschanas, que es una canción que está aquí, va a sonreír, primero porque es un homenaje crítico a Nietzsche pero en clave popular, de barrio. Presentamos a Nietzsche, a Federico, como Pedro Navaja o Juanito Alimaña: es un faite, un peleador, un tipo rudo. Lo hago más humano y figurando que la filosofía es un barrio popular con calles diversas, y unos tienen rivalidades con otros y el más faite de una cuadra se puede agarrar con el otro y en algunos casos hay más bombos que platillos. También porque creo que la filosofía y su contenido, pueden traducirse a otros lenguajes y ser entendidos, perfectamente por otras personas. El arte, el ejemplo, da esas posibilidades.

Jorge guarda silencio y yo me pongo a pensar que es probablemente, todo esto que me ha dicho, el resumen perfecto de su disco, de lo que pretende con él y la mejor forma como el oyente puede llegar al disco. Pienso que tiene razón y recuerdo instantáneamente a los Monty Phyton y su mundial de filosofía, donde se enfrentan griegos contra alemanes. Se lo comento a Jorge y ambos empezamos a reírnos solo de rememorarlo. ¿Quién no lo ha visto y no se ha caído de la risa con el pasar de los minutos? Y no es necesario ser un ‘trome’ en filosofía. Si usted que lee esto, no lo ha visto, luego de terminar este texto hágalo lo más rápido que pueda y se dará cuenta de lo mucho que se ha estado perdiendo hasta el día de hoy. Jorge me comenta qué equipo gana, yo le digo quién hace el gol y ambos coincidimos en el árbitro. No lo encontrará escrito acá porque detesto los spoiler. Solo hagan como dice Jorge a propósito de la filosofía: visiten el barrio, hagan un poco de turismo, se pueden llevar souvenirs y cosas interesantes que te pueden servir para tu propio quehacer. Él ha intentado hacer eso con la música aunque Jorge, humildemente, dice que no sabe si lo ha logrado o no. Cuando ustedes tengan el disco en sus manos y puedan oírlo, podrán decirle: ‘Hey, Jorge, ya te tengo una respuesta’. Lo es cierto es que darse una vuelta por el barrio de la filosofía y el de la trova de Jorge Millones no tiene ningún pierde. Todo lo contrario, pura ganancia, chocherita.

Dato crucial: el disco se presenta este 2 de Mayo en SINATBAN (Jr. Madre de dios 281 Santa Beatriz, frente al Parque de las aguas) y tendrá una colaboración simbólica de 10 nuevos soles, que servirán para cubrir el costo del local, el equipo de sonido, el pago a los músicos y el disfrute de dos horas de concierto, además de la exposición de los presentadores. El último concierto de presentación será en San Marcos, aún no hay fecha confirmada. Las demás presentaciones serán a lo largo del país en distintas fechas que ya Jorge nos irá informando.

Tomado de la Revista La Higuerilla.


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